domingo, 1 de febrero de 2009

RELATOS ERÓTICOS. UNA TARDE DE DOMINGO. SEGUNDA PARTE. ROBERTO ARLT


Cuadro: Franz Von Stuck. El baño de Susana.

…Pero no pudo menos de relampaguear un escrúpulo en su mente:“Sola, a tomar té con ella. No sabe que una mujer sola no debe recibir a los amigos de su esposo. Y entonces tartamudeó.-No, muchas gracias, si estuviera Juan…Era la suya la voz de una criatura a la que le ofrecen una moneda y dice: “no gracias” , porque le han acostumbrado a no recibir regalos, y tan es así, que inmediatamente se dijo: “¿Porqué soy tan estúpido? Debí aceptar, ojalá me invitara otra vez” Y habló en voz alta:-Fíjese Leonilda, que no la reconocí- pero su pensamiento estaba clavado en otra parte y la mujer parecía comprender la diversidad de sensaciones que conmocionaban al hombre, y Kart se decía:“¿Porqué fui tan estúpido de no aceptar su invitación? Pero Eugenio, a fin de disolver un comienzo de obsesión, insistió:-No la reconocía, y cuando ví que usted sonrió, me pregunté: ¿Quién será esta mujer?En tanto hablaba, un deseo bailaba en él“¿Será capaz de invitarme otra vez a tomar té?Leonilda lo miraba insinuante a los ojos. Su sonrisa era un esguince lacio, taladrando perspicazmente la hipocresía del hombre que trataba inútilmente de desempañar la comedia del ciudadano virtuoso. Su mismo silencio le parecía a Eugenio el fragor de una tempestad, entre la cual se diferenciaba asombrosamente la insinuación de Leonilda:“Atrévase. Estoy sola. Nadie lo sabrá”.No tenían ya nada que comunicarse. Más permanecían en la vereda atornillados por el llamado de su sexo y la contradicción de sus sentimientos subterráneos. Eugenio balbuceó pesadamente, con los labios rígidos de tensión nerviosa:-¿Así que su esposo no está: Salió…salió y la dejó solita?...Ella se echó a reír; luego, abandonando la cabeza ligeramente sobre su hombro izquierdo, se puso a reír, retorció el cordón de su bolso, y, mirándolo desafiante respondió: -Me dejó completamente sola, solita. Y yo me aburría tanto que fui a dar una vuelta ¿Porqué no viene a tomar té conmigo?Las pulsaciones de Karl ascendieron de 80 a 110. Hubo un tembleque de irresolución en el fondo de sus pupilas. “Perder quizá un amigo”.Solos los dos. ¿Hasta donde será capaz de llegar?Leonilda lo escrutó semiburlona, discernía sus escrúpulos ,y allí de pie en la acera, con la cabeza ligeramente caída sobre el hombro y la sonrisa insinuante como la de una cocotte, lo espiaba a través de sus párpados entornados, al tiempo que pronunciaba con vocecita burlona:-Fíjese que le digo a Juan que ocmo siga dejándome sola voy a tener que buscarme un novio. ¡ Ja, ja! ¡Qué gracia!. Un novio a mi edad. ¿Puede quererme alguien a mí? ¿Pero porqué no viene? Toma un té y se va. ¿Qué tiene que está tan triste?...


Continuará

4 comentarios:

  1. La verdad estamos llenos de prejuicios.
    Qué bien lo dice Arlt.

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  2. eso de perder a un amigo..., yo creo que lo que se juega en una situación de estas no está relacionado con la amistad de terceros, y es un error pensar en eso, hay que ceder y ya está, es la vida que llama

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  3. Arlt es un maestro de mostrar las contradicciones humanas.
    Un saludo Olga.

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  4. Es la vida que llama, pero la neurosis de cada uno...

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