domingo, 18 de enero de 2009

RELATOS ERÓTICOS. PERO MI HOMBRE HONRADO ES CELOSO. ROBERTO ARLT


Cuadro de Juan Carlos Liberti.
Pero mi hombre honrado es celoso. ¡Vaya si he comprendido que es celoso! Levantando la guardia tras la caja, vigila, no sólo la consumición que hacen sus parroquianos, sino también la mirada de estos para su mujer, y sufre, sufre honradamente, a veces se pone pálido, a veces le fulguran los ojos ¿por qué? Porque alguno se embota más de lo debido con las pantorrillas de su cónyuge. En estas circunstancias el hombre honrado mira para arriba, para cerciorarse si su mujer corresponde a las inflamadas ojeadas del cliente, o si se entretiene en leer una revista. Sufre. Yo veo que sufre, que sufre honradamente; que sufre olvidando en ese instante que su mujer le aporta una economía diaria de 2 pesos y 65 centavos; que su legítima esposa aporta a la caja de Ahorros 960 pesos anuales. Sí, sufre. Su honrado corazón de hombre prudente en lo que atañe al dinero, se conturba y olvida de los intereses cuando algún carnicero o cuidador de autobús estudia la anatomía topográfica de su también honrada cónyuge. Pero más sufre aún cuando, el que se deleita observando los encantos de su esposa es algún mozalbete robusto, con bigotitos insolentes y espaldas lo suficientemente poderosas como para poder soportar cualquier trabajo extraordinario. Entonces mi hombre honrado mira desesperadamente para arriba. Los celos que los divinos griegos inmortalizaron le desencuadernan la economía, le tiran abajo la quietud, le socavan la alegría de ahorrarse dos pesos sesenta y cinco centavos por día; y desesperado hace rechinar los dientes y mira a su cliente como si quisiera darle tremendos mordiscones en los riñones. Yo comprendo, sin haber hablado una palabra con este hombre, el problema que está encarando su alma honrada. Lo comprendo. Lo interpreto. Este hombre se encuentra ante un dilema hamletiano, ante el problema de la burra de Balaam, ante… ¡ante el horrible problema de ahorrarse 80 mangos mensuales¡, son 80 pesos ¿saben ustedes los bultos, las canastas, las jornadas de 18 horas que este trabajó para ganar 80 pesos mensuales? No, nadie se lo imagina, de allí que lo comprendo, al mismo tiempo quiere a su mujer ¡cómo no la va a querer! Pero no puede menos de hacerla trabajar como el famoso tacaño de Anatole France no pudo menos de recortarle algunas reberbas a las monedas de oro que le ofrecía a la virgen: seguía fiel a su costumbre.
Y 80 pesos son 8 billetes de a 10 pesos, 16 de a 5 y …. 16 billetes de a 5 pesos son plata…son plata…
Y la prueba de que nuestro hombre es honrado es que sufre cuando empiezan a mirarle a la cónyuge. Sufre visiblemente. ¿qué hacer? ¿renunciar a los 80 pesos, o resignarse a una posible desilusión conyugal?.
Si este hombre no fuera honrado, no le importaría que le cortejaran a su esposa, más aún, se decidiría como el célebre señor Bergeret, a soportar estoicamente su desgracia.
No; mi cafetero no tiene pasta de marido extremadamente complaciente. En él todavía late el Cid, Don Juan, Calderón de la Barca y toda la honra de raza, mezclada a la terribilísima avaricia de la gente del terruño.
Son 80 pesos mensuales. ¡ 80 ¡ Nadie renuncia a 80 pesos mensuales porque sí. El ama a su mujer, pero su amor no es incompatible con los 80 pesos.
También ama su frente limpia de todo adorno, y también ama su comercio, la economía bien organizada, la bolsa de depósito en el banco, la libreta de cheques. ¡ cómo ama el dinero este hombre honradísimo, malditamente honrado!.
A veces voy a su café y me quedo una hora, dos tres. El cree que cuando le miro a la mujer estoy pensando en ella y está equivocado en quien pienso es en Lenin… en Stalin…en Trotski… pienso con una alegría profunda y endemoniada en la cara que este hombre pondría si mañana un régimen revolucionario le dijera:
- Todo tu dinero es papel mojado…

3 comentarios:

  1. Cómo me he reído, este Arlt es genial. Cómo aprehende al vuelo todas las bajezas del alma humana. Qué manera tan fina de recoger con la pluma la avaricia superando a los celos. Son ustedes unos genios, y el cuadro le viene al pelo. Gracias

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  2. Sí; además, el mozalbete robusto le debe gustar a su hombre ¿no?

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  3. YA se sabe, los celos son deseos.
    Un saludo Sylvie

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