lunes, 29 de diciembre de 2008

POEMAS ERÓTICOS. OH PUERTAS DE TU CUERPO


Cuadro: El altar de Dionisio. Gustav Klimt


Oh puertas de tu cuerpo

Son nueve y las he abierto todas

Oh puertas de tu cuerpo

Son nueve y para mí se han vuelto a cerrar todas

En la primera puerta

La Clara Razón ha muerto

Era ¿te acuerdas? el primer día en Niza

Tu ojo izquierdo así como una culebra se desliza

Hasta mi corazón

Y que se vuelva a abrir de nuevo la puerta de tu mirada izquierda

En la segunda puertaHa muerto toda mi fuerza

Era ¿te acuerdas? en un albergue en Cagnes

Tu ojo derecho palpitaba como mi corazón

Tus párpados latían como en la brisa laten las flores

Y que se vuelva a abrir de nuevo la puerta de tu mirada derecha

En la tercera puerta
Escucha latir la aorta

Y todas mis arterias hinchadas por tu sólo amor

Y que se vuelva a abrir de nuevo la puerta de tu oído izquierdo

En la cuarta puerta
Me escoltan todas las primaveras

Y aguzando el oído se escucha del bonito bosque

Subir esta canción de amor y de los nidos

Tan triste para los soldados que están en la guerra

Y que se vuelva a abrir de nuevo la puerta de tu oído derecho

En la quinta puerta

Es mi vida que te traigo

Era ¿te acuerdas? en el tren que volvía de Grasse

Y en la sombra muy cerca muy bajito

Tu boca me decía

Palabras de condenación tan perversas y tan tiernas

Que pregunto a mi alma herida

Cómo pude oírlas sin morir

Oh palabras tan dulces tan fuertes que cuando lo pienso me parece
tocarlas

Y que se abra de nuevo la puerta de tu boca

En la sexta puerta

Tu gestación de putrefacción

oh Guerra está abortando

He aquí todas las primaveras con sus flores

He aquí las catedrales con su incienso

He aquí tus axilas con su divino olor

Y tus cartas perfumadas que huelo

Durante horas

Y que se vuelva a abrir de nuevo la puerta del lado izquierdo de tu nariz

En la séptima puerta

Oh perfumes del pasado que la corriente de aire se lleva

Los efluvios salinos daban a tus labios el sabor del mar

Olor marino olor de amor bajo nuestras ventanas se moría el mar

Y el olor de los naranjos te envolvía de amor

Mientras en mis brazos te acurrucabas

Quieta y callada

Y que se vuelva a abrir de nuevo la puerta del lado derecho de tu nariz

En la octava puerta

Dos ángeles mofletudos cuidan de las rosas temblorosas que soportan

El cielo exquisito de tu cintura elástica

Y heme aquí armado con un látigo hecho con rayos de luna

Los amores coronados con jacinto llegan en tropel.

Y que se vuelva a abrir de nuevo la puerta de tu alma

Con la novena puerta

Es preciso que salga el amor mismo

Vida de mi vida

Me junto contigo para la eternidad

Y por el amor perfecto y sin ira

Llegaremos a la pasión pura y perversa

Según lo que queramos

A todo saber a todo ver a todo oír

Yo me renuncié en el secreto profundo de tu amor

Oh puerta umbrosa oh puerta de coral vivo

Entre dos columnas de perfección

Y que se vuelva a abrir de nuevo la puerta que tus manos saben abrir tan bien

Guillaume Apollinaire

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