a tu lado adujada, como la vela con la verga, al pie del mástil
anudada...
Un millón de burbujas más que dichosas, en la estela y so la quilla.
Y la mar misma, nuestro sueño, como una sola y vasta umbela...
Y su millón de cabezuelas, de flásculos en vías de diseminación...
¡Supervivencia, oh prudencia! Frescura de tormenta y que se aleja,
párpados macerados, del azul de tormenta... Abre la palma de tu
mano,
dicha de ser... ¿Y quién, pues, estaba ahí, que no es más que favor?
Un paso se aleja en mí que no es de mortal.
Viajeros a lo lejos viajan que no hemos interpelado.
Tended la tienda impregnada de oro, oh pura umbría de trasvida...
Y la grande ala silenciosa que tan largo tiempo
fue tal, a nuestra popa, orienta todavía en el sueño,
orienta todavía sobre las aguas,
nuestros cuerpos que tanto se han amado,
nuestros corazones que tanto se han conmovido...
A lo lejos la carrera de una última ola,
alzando más alta la ofrenda de su freno...
Te amo -estás aquí- y toda la inmensa dicha de ser
que fue aquí consumada. (...)
SAINT JOHN-PERSE
SAINT JOHN-PERSE
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